La reina Amelyor suele pasar largos ratos ensimismada contemplando las aguas. Sus pensamientos vuelan más allá, mucho más allá del acantilado de roca en el que se yergue su estrado, al borde del inmenso océano. Ella es la única que posee el don de tocar la caracola, el instrumento mediante el cual puede convocar a los mamíferos marinos para que guíen a los pescadores y los devuelvan a puerto sanos y salvos. Pero, ahora, ese don se está desvaneciendo y la sustituta de Ameluyor, su hija Nandyris, muere ahogada.
Keiris, el hijo varón de la reina , quiere intentar tocar la caracola pero, en el país de Neth, ésa es una tarea encomendada solamente a las mujeres. Además, Keiris tiene otra misión trascendental que cumplir: ir en busca de su padre, quien desapareció misteriosamente, llevándose consigo a la hermana gemela del muchacho el mismo día de su nacimiento. Tal vez ella tenga el don de comunicarse con los seres del océano.
Keiris emprende un largo viaje. Siguiendo los embrujadores acordes de una antigua canción, llega hasta unas islas perdidas, pobladas por extrañas criaturas acuáticas, se pone en contacto con las enigmáticas tribus de las Mareas, descubre el misterio de su herencia y un nuevo destino que lo llama con insistencia desde las profundidades del mar.
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